jueves, 25 de febrero de 2010

Enigma en medio de una vida común y corriente

 
Edward Hopper. Room in New York.
Personajes:
Mujer
Hombre
 
Un hombre y una mujer en un cuarto.
 
Mujer: Estuve pensando qué extraño es esto.
 
Hombre: ¿Qué?
 
Mujer: Esa gente es capaz de vivir junta. Días y noches y años. Cinco años pasan. ¿Cómo lo hacen? Diez, once, doce años. Dos personas haciendo una vida. Compartiendo diez mil alimentos. Hablándose el uno al otro cara a cara, de frente, como sánduches calientes. Todas las palabras que inundan la casa. ¿Qué se dice la gente durante la vida? Atrapados en la sintaxis del otro. La misma voz. La monótona repetición tonal. Te voy a decir algo.
 
Hombre: Me vas a decir algo.
 
Mujer: Allá existe un enigma. La gente detrás de las paredes de la casa marrón de al lado. ¿Qué dicen ellos y cómo sobreviven? Todo ese diálogo frívolo. La nasalidad. La banalidad. Estuve pensando en qué extraño es. ¿Cómo hacen ellos eso, noche tras noche, todas esas noches, esas palabras, eso poco que hacen y sobreviven?
 
Hombre: Hacen el amor. Hacen ensaladas.
 
Mujer: Pero tarde o temprano tienen que hablar. Eso es lo que destroza el mundo. Y no quiero decir que está gradualmente destrozándose por sentarse y escuchar sin ton ni son a la misma persona todo el tiempo. Palabras que se esparcen lejos. Las pausas. Las oraciones. ¿Cuántas miles de veces puedes mirar la misma cara escurrida y ver la boca empezando a abrirse? Todo está siendo primoroso hasta ahora. Es cuando ellos abren sus bocas. Es cuando ellos hablan.
 
(Pausa)
 
Hombre: Todavía no me pasa este resfriado.
 
Mujer: Ponte esas cosas que tú te pones.
 
Hombre: La inyección.
 
Mujer: La vacuna.
 
(Pausa)
 
Hombre: Largo día.
 
Mujer: Largo día.
 
Hombre: Una buena noche de sueño.
 
Mujer: Lento y largo día.
 
(Las luces bajan lentamente)
 
Telón. 

Tomado de elmalpensante.com
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